domingo, 21 de junio de 2015

Olor a papel - Héctor Ranea


Su olor a papel le resultó, al final, intolerable. En un principio, ése fue su atractivo fundamental y, por eso, Shakespeare llevó a Lady Macbeth a su lecho. Allí el bardo conoció finezas extraordinarias con el sexo de la diva y pergeñó dos de sus mejores sonetos. Pero el olor a papel invadía todo, manos, pies, hasta utensilios de cocina, por no citar los sexos, la pluma, el tintero. Finalmente hablaron de eso. Ella entendió y volvió a la escena, al papel. Allí tendría la sangre necesaria.

Acerca del autor:
Héctor Ranea


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