miércoles, 7 de octubre de 2015

Asesinato sin testigos - Javier López


—¿Han detenido ya al agresor? —pregunté al jefe de policía, al que unos minutos antes había pedido cita en su despacho.
—No, aún no. Ese vagón de metro no tenía cámaras de seguridad.
La noticia había llegado hacía un par de horas a la redacción del periódico. Trabajo en la sección de sucesos locales y pocas veces había tenido un caso de tan extrema violencia. El individuo había entrado en el vagón de metro, le había dado una paliza mortal a un pasajero que estaba aún de pie y le había robado todas sus pertenencias. Diecinueve personas viajaban en el mismo vagón. Por eso se me hizo urgente entrevistarme con el jefe de policía, imaginando que el caso estaría prácticamente resuelto después de la declaración de los viajeros.
—¿Y qué descripción han dado los testigos? ¿Trabajan ya sobre alguna pista firme? —pregunté mientras garabateaba algo sobre mi cuaderno de notas.
—No hay ninguna descripción, nadie vio nada —contestó con cierto desdén.
—¿Me está diciendo que una veintena de personas viajan en un vagón, asesinan a una de ellas ante los ojos de todos los demás, y nadie vio nada? ¿Los narcotizó el agresor? ¿Amenazó a los testigos para que no hablaran?
—Nada de eso. Dieciséis de los pasajeros estaban muy ocupados consultando sus teléfonos móviles.
Entonces pensé que el jefe me ocultaba algo y que la clave para la detención del asesino estaría en esos otros tres pasajeros a los que no quería hacer referencia. Así que decidí preguntarle.
—¿Y qué me dice sobre los otros tres? —con mi tono firme traté de tomarle por sorpresa.
—Que usaban tabletas —respondió sin apenas levantar la vista de su mesa de trabajo.

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Javier López

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