miércoles, 2 de diciembre de 2015

La revelación - Nicolás Coria Nogueira


Una vez leído este párrafo, intentó acomodar las palabras para que dijeran lo que él realmente quería decir. Para dicha empresa fue necesario ordenar su mente y conectarla con el órgano de la intención, cuyo nombramiento es innecesario. Para trabajar de manera adecuada, durmió –y descansó eficazmente– durante siete noches consecutivas, en el momento en que perdía de vista la luna entre los edificios. Despertaba, preparaba el desayuno, y miraba por la ventana algunas horas. Cada noche, antes de acostarse, cuestionaba su identidad y se preguntaba cuál sería su nombre, ya que ni siquiera lo conocía. A la mañana despertaba y se contestaba siempre una cosa distinta. Los sueños, lejos de revelarle misterios, le arrojaban más respuestas de las que quizás esperaba. Pero también quizás no sobraba ninguna. Firmó con un nombre que le revelaría tranquilidad, probablemente aparecido en un sueño: Anónimo.

Acerca del autor:
Nicolás Coria Nogueira

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