martes, 22 de marzo de 2016

Duende - Jorge Ariel Madrazo


El otro día lo vi, al duende de las cosas. Debía haberse hastiado de sostener su rígida forma de ropero y entonces, en una distracción volvió a mostrar, sólo por unos segundos, el gorro con una borla roja, los zapatos verdes en punta, la nariz lustrada como un espejo y el cuerpito marrón. Al advertir que lo miraba disimuló y de un brinco creció hasta su ficción de mobiliario. Después de este descubrimiento, acechando sin tregua conseguí sorprender, sucesivamente, a los duendes de la cama, de la olla y del lápiz Faber número dos. Pero era siempre el mismo y único Duende Platónico ideal, la Idea o esencia Duende, sólo que había aprendido con Ovidio el arte de las Metamorfosis. Me sacó la lengua y no lo vi más.

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